Algunos se entretienen con cualquier cosa, y aunque a estos traviesos muchachos los padres los castiguen a no usar la tabla de surf, ellos ni caso, mientras tengan olas...
Se llaman "flash mob", y vendría a ser una versión colectiva, repentina y sobre todo organizada a través de móviles e Internet de los "happenings" de toda la vida.
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La última ha sido este lunes por la tarde en la madrileña estación de Atocha. La cosa consistía en quedarse estático al toque de silbato durante cinco minutos, pasados los cuales sonaba de nuevo el silbato y la gente convocada volvía a moverse continuando como si nada hubiera pasado.
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Durante cinco minutos hubo en Atocha un bosque de jóvenes (mayoritariamente) detenidos en las posturas más inverosímiles: señalando algo, a medio abrazarse, enganchados con un paraguas a una bicicleta cargada de enseres... y pasados cinco minutos volvieron todos a la "vida", pero en lugar de seguir su camino como si nada (que creo que tiene más gracia) rompieron en aplausos y risas. Se ve que son más dados a la celebración y los festejos, con lo que harían exclamar al señor PTinto "ah, pues va a ser mandinga".
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No es la primera vez que algo así sucede, ya hubo un "flash mob" de la misma naturaleza en la estación Grand Central de Nueva York, pero bueno, la juventud es lo que tiene, que es caprichosa e impredecible.
Claro, que puede llegar un momento en que hasta algo delicado y maravilloso, creado para deleitarnos y hacernos gozar, se convierte en una tortura insufrible.
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No os perdáis esde delirante monólogo, teniendo como fondo y como trasfondo las que probablemente sean las 8 notas más famosas de la Historia de la Música.
La foto es divertida, en el fondo el neodictador bolivariano y petrocaribeño tiene un rostro hasta simpático, de rasgos pseudocaricaturescos y peculiares, y cuando por esas cosas del azar (o del azahar, que es a lo que huelen las calles de esta Murcia primaveral) coincide la alineación de su cabeza con unas difusas sombras esféricas tras de sí pues resulta que aparece una especie de homenaje a uno de los personajes más reconocibles de la imaginación del genial Walt Disney.
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Pero lo chocante no es eso.
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La foto ha tenido repercusión con tintes de afrenta en Venezuela, recordemos que es un régimen totalitario que fomenta (entre los partidarios del amigo Hugo, que por suerte no son todos) hasta límites extremos el culto al líder, hasta el punto de que algunos llegan a etiquetarla como "terrorismo mediático".
En ocasiones lo inmejorable es susceptible de alcanzar un escalón superior al que ya ocupaba.
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Ocurre con esta versión absolutamente gloriosa que del clásico de Lynyrd Skynyrd nos traen, desde las frías estepas de allende los Urales, los Leningrad Cowboys acompañados de la Orquesta y Coros del Ejército Rojo, "Sweet hoome Alabama".