Eres un constructor francés de sumarinos de recreo, antiguo agente del servicio secreto, al que acusan de fraude en los Emiratos Árabes Unidos. Tras interrogarte durante cuatro horas la Policía te amenaza no solo con detenerte sino con someterte a técnicas de obtención de información del estilo de introducirte agujas por la nariz. Sabes que están tras tu pista. No puedes abandonar el país, las fronteras están vigiladas... ¿cómo escaparás?
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Te haces con un traje completo de buceo, con su equipo autónomo de oxígeno. Consigues un burka de talla XXXL capaz de taparte cuando vayas vestido de hombre rana. Te fabricas unos pechos postizos para disimular volúmenes. Le echas un par de huevos y sales a la calle, dando un cómodo (y fresquito) paseo hasta la playa. Te adentras en el mar. Te despojas del burka, te enganchas la máscara de buceo y bajo el agua llegas hasta el muelle donde está LA ÚNICA embarcación de la patrulla costera y le cortas los manguitos de suministro de combustible. Vuelves buceando hasta donde has dejado una zodiac con la que navegas durante 6 horas hasta estar fuera de las aguas jurisdiccionales de Dubai, donde te encuentras con un amigo, también antiguo agente secreto, que te espera con su yate... qué importante es tener amigos con barco.
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Emprendéis viaje durante una semana hasta Mumbai (India), donde te acercas al consulado francés, dices que se te ha perdido el pasaporte, te facilitan uno nuevo y puedes abandonar el país sin problemas rumbo a Florida, donde vives con tu familia en lugar de sumarte a los muchos empresarios extranjeros que al parecer llenan las cárceles de los Emiratos por delitos como emitir un cheque sin fondos, que no está nada bien, pero tampoco es como para meter a alguien 5 años a la cárcel.
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Podéis seguir la peripecia completa de Herve Jaubert en su página web: www.escapefromdubai.com
Un poco de papel alumínico de ese (que decía Torrente) acabado en dos puntas en plan tenedor de comer caracoles, un maromo en pelota picá, un enchufe, una tarde de aburrimiento, una inconsciencia digna de mejor causa...
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Al parecer el sujeto no sufrió daños permanentes... daños físicos, me refiero, la merma de sus facultades mentales ya venía de antes.